PENTECOSTÉS


Cincuenta días después del Domingo de Pascua es Pentecostés y en las escuelas Waldorf por esa época se celebra la fiesta de La Paloma.
La paloma blanca representa la paz y en la fiesta se celebra el sentimiento de comunidad.
Celebramos el estar todos unidos, todos tenemos algo que aportar y todos servimos de apoyo. Destacamos el valor de crear algo con un poquito de cada uno de nosotros y donde todos esos poquitos, esas pequeñas aportaciones, son igual de importantes.
También es una fiesta de comprensión donde los niños sienten nuestro esfuerzo interior.



En el aula, durante está época irán apareciendo palomitas blancas a la hora del cuento y poco a poco van a ir bajando de la corona de la mesa de estación los huevos de pascua de los niños, que decoraron para el tiempo de la liebrecita de Pascua.

Estas palomas las realizamos las maestras Waldorf con lana cardada blanca o fieltro, realizamos una para cada niño y estos se las llevarán a sus casas el día de la celebración de la Paloma Blanca, después del cuento.

En casa también podemos realizar un móvil de palomas con cartulina y papel de seda blanco, a todos los niños les gusta mucho hacerlas:


A continuación os dejo el cuento que narramos en esta época en la escuela Infantil, es un cuento que les encanta escuchar a los niños.

“Cuento de Pentecostes”
Érase una vez un rey que tenía trece hijos. Un día, los doce mayores partieron a buscar fortuna, pero el decimotercero se quedó en casa. Era demasiado joven para acompañar a sus hermanos.

A lomo de doce hermosos caballos, los doce hermanos se fueron a cabalgar por el ancho mundo. Llegaron a un país que estaba cubierto por todas partes de rocas y cantos, piedras y guijarros. Allí vieron a una anciana que estaba sentada enel suelo, frotándose las rodillas. Pero los doce príncipes estaban tan atareados guiando a sus caballos por entre las piedras, que no tuvieron tiempo de hablar con la anciana.Siguieroncabalgando y llegaron a un país que estaba cubierto por todas partesde estques y charcas, pantanos y ciénagas. Allí vieron a una anciana que estaba metida hasta la cintura en un pantano. Pero los príncipes estaban tan atareados guiando a sus caballos por entre las agua, que no tuvieron tiempo de hablar con la anciana.

Así pues, siguieron cabalgando, y llegaron a un país donde el viento y el aire soplaban y corrían de tal modo, que tuvieron que sujetarse los sombreros y los trajes, y hasta tuvieron que retener a sus caballos para evitar que se volaran. Vieron a una mujer que venía precipitadamente, casi volando, con las faldas por encima de la cabeza y agarrada aun paraguas vuelto del revés. Pareciia como si en cualquier momentola ancia fuea a desaparecer en el cielo. Pero los doce príncipes estaban tan atareados guiando a sus caballos a trabés del viento, que no tuvieron timepo de hablar con la anciana.

Siguieron cabalgando y llegaron por fin a un castillo. Las paredes se desmoronaban, las piedras tambaleaban, todo el castillo parecía estar sujeto por la hiedraque lo cubría por todas partes, incluso trepaba por las ventanas. Los hermanos estaban sedientos después de tan largo viaje y fueron a sacar agua del pozo del patio. Pero el pozo estaba seco, y no puedieron sacar ni una gota para apagar la sed. Entraron en el castillo. Estaba muy oscuro a causa de la hiedra que cubría las ventanas, y además estaba húmedo y casi no se podía respirar. Intentaron abrir las ventanas, pero estaban roñosas y no se podían mover. El más mayor de todos rompió un cristal,pero la contraventana se cerró de golpe y la oscuridad se hizo aún mayor.

Los principes entraron en el salón de los banquetes. Había una larga mesa preparada con comida y bebida, decorada con flores blancas y doradas, y doce velas. Los platos y las copas eran de oro. El rey del castillo estaba sentado en su trono presidiendo la mesa, y llevaba una corona de oro, pero estaba profundamente dormido. Los principes intentaros despertarlo pero no pudieron. Todo estaba tan oscuro que casi no podían ver lo que hacían. Intentaron encender las velas, pero éstas tan solo chispearon un poco, y se apagaron. Entonces se sentaron a comer en la oscuridad. Pero antes de que pudieran probar bocado empezaron a adormeceser, poco a poco, y cada vez más, hasta que quedaron profundamente dormidos.

Ahora que los doce príncipes no podían volver a cas, el hermano más pequeño acudió a su padre, el rey, y lepidió permiso para ir a buscar a sus hermanos. Al principio el rey no quiso, porque no quería separarse del único hijo que le quedaba, pero finalmente le dio permiso.

Llegó a un país que estaba cubierto por todas partes de rocas y cantos, piedrasy guijarros. Allí vio a una anciana que estaba sentada en el suelo frotándose las rodillas. El joven príncipe detuvo su caballo y preguntó:

¿Puedo ayudarla?

Ay, dijo la anciana, me he caído y me he hecho daño en las rodillas.

El principe desmontó desu caballo inmediatamente y vendó las rodillas de la anciana. La subió a caballo y la llevó a su casa. Entonces la mujer le dio las gracias y dijo:

Coge este puñado de arcilla. Con él podrás reparar cualquier piedra rota.

El príncipe guardó el bonito regalo cuidadosamente, dijo adiós a la mujer y prosiguió su camino.

Llegó entonces a un país que estaba cubierto por todas partes de estanques y charcas,pantanos y ciénagos.Allí vio a una anciana que estaba metida hasta la cintura en un pantano. El joven príncipe detuvo su caballo y preguntó:

¿Puedo ayudarla?

Ay, dijo la anciana, me he hundido en esta charca y no puedo salir.

El príncipe desmontó de su caballo inmediatamente, y fue chapoteando y saltando de un lado a otro hasta que llegó hasta donde estaba la anciana. La subió sobre sus hombros y cuando la hubo dejado sana y salva, la anciana le dio las gracias y le dijo:

Toma esta pequeña botella de agua. Con ella podrás apagar mucha sed.

El principe guardó cuidadosamente la botella, dijo adiós a la anciana y prosiguió su camino.


Despues de mucho viajar, llegó a un país donde el viento y el aire soplaban y corrían de tal modo, que tuvo que sujetarse el sombrero y el traje, y hasta tuvo que retener a su caballo para evitar que se volara. Vio a una mujer que venía precipitadamente, casi volando, con las faldas por encima de la cabeza y agarrada a su paraguas vuelto del revés. El joven príncipe detuvo a su caballo y preguntó:

_ ¿Puedo ayudarla?

Ay, dijo la anciana, no puedo detenerme.

El principe corrió tras ella y antes de que viniera otra ráfaga de viento, la agarró fuertemente y la dejó a cubierto en una torre cercana. Entonces la anciana le dio las gracias y dijo:

Toma esta pequeña lámpara de aceite.Su luz te permitirá ver donde quiera que estés.

El príncipe guardó el regalo, dijo adiós a la anciana y prosiguió su camino.

Finalmente llegó a un castillo. Las paredes se desmoronaban, las piedras se tambaleaban, todo el castillo parecía estar sujeto a la hiedras que lo cubrían por todas partes y que incluso trepaba por las ventanas. Entonces se acordó del regalo de la anciana y sacó el puñado de arcilla. Untó un poco sobre la primera piedra e inmediatamente quedó reparada. Continuó llenando agujeros con el pedacito de arcilla hasta que todas las piedras del castillo estuvieron fuertes y bonitas.

El príncipe tenía sed y fue al pozo del patio, pero estaba seco. Entonces se acordó del pequeño regalo de la mujer y sacó la botella de agua.

Vertíó el contenido dentro del pozo e inmediatamente empezo a salir aguay más agua, hasta que el pozo estuvo lleno, y el agua volvió a correr. El príncipe se inclinó, bebió elagua viva y su sed se apagó.

Entonces el príncipe entro en el castillo. Estaba húmedo y casi no se podía respirar, y además estaba oscuro a causa de la hiedra que cubría las ventanas. Se acordó del regalo de la anciana y sacó la pequeña lámpara de aceite.Está brillo e iluminó su camino hasta llegar al salón de los banquetes. Alli encontro a sus doce hermanos sentados alrededor de la mesa, profundamente dormidos, y al rey del castillo presidiendo la mesa y tambien profundamente dormido. Intentó despertarlos, pero no pudo; no hubo palabra ni caricia capaz de mover los. Entonces vio entre los platos, las capas de oro y las flores blancas y doradas, las doce velas.Con la ayuda de la lámpara de aceite el jovén príncipe las encendió una auna. Y cuando hubo encendido todas las velas, las ventanas se abrieron, y a través de una de ellas entró volando una paloma blanca como la nieve que se posó en el hombro del joven príncipe. Entonces los doce hermanos y el rey se despertaron. Se levantaron para dar la bienida al decimoterecer principe y le dieron las gracias por haberles librado de su encantamiento. Comieron y bebieron todos juntos y los trece príncipes regresaron a casa junto a su padre, donde hubo mucha alegría.









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